Desgraciadamente nos ha tocado vivir unos momentos difíciles y complicados por este estado de pandemia producido por el virus SARS-Cov-2, productor de la enfermedad del coronavirus Covid-19, que ha dado la vuelta al mundo entero y de la que Canarias, evidentemente no se ha librado tampoco.
Afortunadamente gracias a la entrega de los profesionales que integran el sistema público de salud, todos, todas, desde médicos, enfermeros, celadores, administrativos, matronas, fisioterapias, responsables de los distintos centros de salud, personal de coordinación, logística, calidad y seguro que muchísimos que quedan por citar en el teclado. Todos, todas, han aunado sus esfuerzos como una máquina perfectamente engrasada, pese al temor que supone entregarse a una patología nueva con el consiguiente peligro para nuestros profesionales. Unos, unas, con más temor, otros, otras con más entrega, pero juntos en este enorme desafío.
El éxito es de ellos y de ellas, pese a la escasez de medios que hubo y que sigue existiendo, de material de protección, los denominados EPIS, arriesgan diariamente su salud.
El éxito no es para nada de los políticos, que pretenden apuntarse tantos o méritos como casi siempre por una gestión que dicen han hecho bien. Muchos de estos personajes están en la política desde hace décadas. ¿Qué tipo de gestión han planificado para dejar a nuestros sanitarios desprotegidos? ¿Quién ha planificado esta sanidad que la ha dejado desnuda de estos elementos ante situaciones de patologías de este tipo y que nadie esperaba? Se ha pensado más en las últimas tecnologías o en las técnicas o procedimientos punteros o enfermedades raras, pero nunca en situaciones que pudiera afectar a grandes poblaciones o situaciones de epidemias y menos de pandemia de estos procesos de gran contagiosidad.
Esperemos por el bien de todos que aprendamos todos de esta situación.
Por tanto el aplauso para todos estos profesionales, que se les tenga en cuenta y se les proteja adecuadamente. Menos palabrería de gestión de complacencia.
Dr. Sixto Carlos Alfonso Martín